Gregorio Luri, filósofo: "El progresista no entiende que el cristianismo permite distinguir entre Dios y el César, por eso sabe que el tirano es siempre un César endiosado"
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En la sección ‘Laboratorio de ideas’ del programa 'Herrera en COPE', el profesor de Filosofía Gregorio Luri ha abordado una compleja cuestión junto a Jorge Bustos: en qué consiste ser progresista a día de hoy. Para desgranar el concepto, el filósofo ha partido de una definición histórica para después construir un decálogo que, a su juicio, retrata al 'progre' contemporáneo.
Luri ha transportado a la audiencia al París de 1946, con figuras como Merleau-Ponty y Simone de Beauvoir, quien, según ha relatado, aplaudía a Stalin por "haber sabido subordinar la moralidad a la historia con mucha más rotundidad que cualquier existencialista". De ahí extrae la primera gran definición: "es progresista quien tiene más confianza en la historia que en la moral".
A partir de esta idea, Gregorio Luri ha presentado su decálogo. El primer punto señala que "el progre es tan moderno que padece el complejo de Orfeo", en referencia a una necesidad de mirar siempre hacia adelante, lo que le lleva a "creer que si algo es nuevo, es necesario". Como segunda clave, ha afirmado que "el progre ha ocupado en la ortodoncia", ironizando sobre la previsibilidad de sus opiniones. "Es tan difícil saber lo que va a decir un progre antes de hablar", ha comentado Luri.
El filósofo ha continuado con la relación del 'progre' con su país, describiéndolo como "casi patriota, sin que se note mucho" y, a la vez, "incapaz de firmar la paz con la historia de su patria", a la que "estaría llevando a juicio permanentemente". Un fenómeno que, ha añadido, "llaman memoria histórica".
En el ámbito social, Luri sostiene que el progresista "concibe la sociedad como un hotel en el que tiene derecho a ser bien tratado, sin asumir la factura", a diferencia del conservador, que "no quiere irse de ningún sitio sin pagar". Además, ha destacado su reticencia hacia la familia. "Les gusta poco la familia", ha apuntado, a lo que Jorge Bustos ha añadido que "todos vienen de familias tristísimas". Luri ha defendido, en cambio, que "una familia normalica es un chollo psicológico de primera orden".
Otro punto del decálogo se centra en la virtud y la felicidad. Según el pensador, "el progre considera que quien no es feliz, no puede ser virtuoso", atribuyendo las malas acciones a un "trauma infantil". Por el contrario, "el conservador cree que no hay que esperar a ser feliz para comenzar a ser una buena persona".
Luri también ha señalado que el 'progre' actual es "muy crítico con las fronteras". Sin embargo, Jorge Bustos ha matizado que esta idea está empezando a cambiar, ya que "hay mucho socialdemócrata en el Reino Unido y en los países nórdicos que empiezan a ver con otros ojos las fronteras". A este respecto, Luri ha citado al escritor Josep Pla: "ante la realidad siempre se está en primera línea".
La mayor paradoja, según el filósofo, llega al final. Hoy, el progresista "teme al futuro y lo ve amenazante", convirtiéndose en alguien miedoso. "El progre se nos ha hecho miedoso, es la gran contradicción", ha sentenciado. "Sin darse cuenta, ha tomado una bandera propia del conservadurismo, se nos ha hecho conservacionista".
Como añadido final, Luri ha afirmado que una de las características más importantes del 'progre' actual es que es "un fenomenal feminista teórico", a lo que Bustos ha apostillado: "pero no práctico". A su vez, el propio Bustos ha querido aportar una última clave, describiendo al 'progre' como alguien que "cree que el fin justifica los medios", conectando con la idea inicial de que "lo abstracto siempre está por encima de lo concreto".




